La vida en Roma gira tanto alrededor del calendario, que éste marca el ritmo de vida de sus ciudadanos: todo dependerá si el día es fasto o nefasto. Que la vida hace dos mil años se paralizara en un día nefasto puede sorprendernos más o menos pero, lo realmente curioso es que hoy en día, veinte siglos más tarde continuemos diciendo eso de: “en trece y martes ni te cases ni te embarques”. Pero en Roma, hay días nefastos en los que la vida se paraliza completamente, no se emprenden negocios, no hay diversiones, se llega a no salir de casa, incluso se paraliza la guerra y, por supuesto, no se viaja.

 

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