Autor: Ramón Cotarelo
Doble: «Así se llama la gente que se ve a sí misma». Es la definición de la figura que da Jean Paul, su creador. La gente se ve a sí misma pero no reflejada, en imagen, sino en carne y hueso, como alguien ajeno, como otro yo exterior al sujeto o prototipo, independiente de él. Si el yo vive inmerso en un mundo de dualidades que condicionan la vida humana, si la dualidad genera ambigüedad, ¿qué de extraño que ese mismo yo acabe impregnado de la dualidad que lo rodea e interiorice la ambigüedad?. En alas de la fantasía y la creación literaria el yo reducido a los límites de la identidad trata de proyectarse en otro yo que le permita vivir otra vida, superar la dualidad a base de integrarla en una unidad superior que aúne dos conciencias. Cosa que paga al precio de la ambigüedad. La ambigüedad máxima del doble, cuando el prototipo no sabe quién es el doble de quién.
El doble se encuentra por doquier en todo tipo de fábulas, desde las antiguas leyendas a los obras de ficción contemporáneas, desde los relatos mitológicos a teatro de la radio. Parece ser una preocupación constante del espíritu humano. Quizá no exista figura literaria a la que se haya recurrido con tanta asiduidad para iniciar, mantener o concluir los más diversos relatos, desde la condición mortal de los seres humanos (en el poema Gilgamés) hasta las peripecias de un «antihéroe»del siglo XXI (en la novela de Saramago), pasando por la guerra de Troya, el origen del Rey Arturo, la muerte de Siegfrid y los sombríos mundos del romanticismo gótico.
Este libro es un ensayo sobre esa continua presencia de una figura inquietante que en sus mil y una manifestaciones aparece casi siempre vinculada a la idea del mal y de la muerte.